BUSCADOR

VISITAS

ARCHIVOS DEL BLOG

viernes

EL PROPOSITO DE LA VIDA


Todos aquellos que pretender usar, y abusar, de la Ciencia con fines claramente partidistas, en este caso en asuntos religiosos, que pretender probar la existencia de Dios a partir de la Teoría del Big Bang es, cuando menos, poco riguroso. El argumento que se emplea es que todo debe tener una causa, y que por consiguiente, debe existir una causa, o un “antes”, para la creación del Universo en el Big Bang. Ahora bien, cualquiera que pueda aceptar el concepto de una deidad a la que no se le puede asociar una causa, podría, y tal vez debería, aceptar la idea de que el Universo es, o puede ser, él mismo una causa sin causa.

Sorprende, asimismo, que aquellos que pretenden utilizar con propósitos deístas esta particular instancia de la Física en la que se utiliza el concepto de creación, no se esfuercen por hacer lo propio en otros apartados de esta Ciencia en los que también se recurre a creaciones (y aniquilaciones), como sucede en la Teoría Cuántica de Campos, en donde la creación y aniquilación de partículas es parte integrante de la Teoría.

Argumentos como éstos socavan la relevancia posible de Dios en la Ciencia. En ocasiones, sin embargo, se manejan otras razones para intentar dar la impresión de que la Ciencia favorece un cierto concepto de religiosidad. En este sentido, es frecuente que se citen las siguientes frases de Albert Einstein: “La experiencia más bella y profunda que pueda tener el hombre, es el sentido de lo misterioso, percibir que tras lo que podemos experimentar, se oculta algo inalcanzable a nuestros sentidos. Algo cuya belleza y sublimidad se alcanza sólo indirectamente y a modo de pálido reflejo, es religiosidad. En este sentido, yo soy religioso”.

No hay comentarios: