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EL TERCER ORIGEN


El Homo Sapiens difiere de todos los demás tipos Homo en que posee una caja craneal alta y redondeada y además carece de curvatura ósea alguna sobre las cejas; su cara es vertical, sin mandíbulas prominentes, la barbilla está bien desarrollada y los dientes son más pequeños. Tiene un cerebro mayor que el Erectus y la pelvis configurada de distinto modo que el Neandertal.

Los restos más antiguos del Homo Sapiens se encontraron en Africa, en Etiopía, con una datación de 130.000 años de antigüedad. Richard Leakey encontró los restos de tres individuos: éste fue el comienzo de una serie de hallazgos africanos, entre los 100.000 y los 35.000 años de edad, todos de Homo Sapiens. En Europa, los primeros Homo Sapiens aparecieron hace 35.000 años: el hallazgo más joven es el de Kelsterbach, Alemania, 31.000 años. En 1868 se encontraron cinco esqueletos de Homo Sapiens de la Era Glacial en Cro-Magnon, Les Eyzies, por lo que todos los Homo Sapiens de la Era Glacial Europea han recibido el nombre de aquel lugar.

El origen del Homo Sapiens no se ha determinado de forma concluyente, aunque es casi seguro que nació en Africa, donde se conocen posibles precursores: el Homo Erectus avanzado del tipo de Rodesia. Debe tenerse en cuenta que se sabe poco de la secuencia de acontecimientos en Asia y en Europa, pero en ambos continentes también había tipos de Homo Erectus avanzados. Aunque existen diversidad de razas entre la población de nuestros días, todas ellas pertenecen a la misma especie, Homo Sapiens.

Stephen J.Gould afirmó: "Todos los humanos que ahora poblamos la Tierra somos hermanos". Podemos identificar tres razas principales: la mongoloide, la negroide y la caucasoide. Nadie ha sido capaz de demostrar que exista diferencia alguna entre las razas a nivel de características mentales. El último continente donde se asentaron seres humanos fue América, que llegaron a través del estrecho de Bernia, ya que durante las épocas glaciales era tierra seca, hace unos 15.000 años; hace 11.000 años ya habían alcanzado las zonas más meridionales de América del Sur. Al alcanzar estas zonas, los seres humanos habían completado la conquista de la tierra habitable; los que vivían en aquella ‚poca, hace unos 10.000 años, eran idénticos a nosotros.

¿HA TERMINADO LA EVOLUCION?

Admitida la existencia de un proceso evolutivo, que comienza en LUCA y termina en el hombre actual, la Evolución puede dividirse en dos grandes períodos: la Evolución Prebiológica, en la cual la materia inerte se transformó en materia orgánica y ésta se agrupó para formar estructuras más complejas, moléculas biológicas, y la Evolución Biológica, que se inició en los orgánulos, y que ha comprendido todo el desarrollo capaz de llegar a transformarlas en todos los seres vivos que pueblan el planeta.

La Evolución Prebiológica ha finalizado, ya que en la Tierra no se dan en la actualidad las características necesarias para que tenga lugar este tipo de evolución. Sin embargo, y según la opinión unánime de la comunidad científica, la Evolución Biológica continúa, modificando lenta pero progresivamente todas las especies, y no se ha detenido con la aparición del hombre. Sin embargo, quizá esta evolución no está teniendo en el hombre las mismas características, ya que a ella se ha unido lo que muchos científicos consideran una tercera fase del proceso evolutivo: la evolución cultural o psicosocial. Para esta etapa no rigen las normas de la Evolución Biológica: ya no es posible hablar de selección natural, de lucha por la vida, etc. En este proceso evolutivo hay que contar con los grupos sociales, el ejercicio del poder, el desarrollo tecnológico, el progreso económico, etc., que actúan como mecanismos que se superponen a los clásicos de la Evolución Biológica con tal fuerza que en ocasiones modifican los factores que rigen ésta.

El hombre , con su tecnología, perturba la marcha normal de la Evolución Biológica, rompiendo un equilibrio cuyas consecuencias son imprevisibles. En términos generales, es evidente que los avances científicos y tecnológicos han supuesto un avance gigantesco en el género humano, pero los peligros son también evidentes. Todos debemos ser conscientes de que la sintonía con la Naturaleza es fundamental, que no debe romperse jamás en aras de cualquier proyecto, ya sea de carácter científico, tecnológico, económico, político, militar o de cualquer otra índole.

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