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CARBON, EL GRAN ENEMIGO-1

La quema de carbón es la manera más sucia de producir electricidad. El carbón forma más dióxido de carbono que cualquier otra fuente de combustible, lo que contribuye a los gases de efecto invernadero y empeora la crisis climática. 

Mientras que varios países están abandonando su dependencia de las plantas que funcionan en base al carbón, otros países siguen construyendo más de esas plantas ambientalmente perjudiciales. Esos países todavía están construyendo nuevas plantas de carbón contaminante, e incluso planificando comenzar otras más en el futuro. No podemos permitirnos un mundo tan dividido en su respuesta a la crisis climática cuando la evidencia para actuar está tan clara. Hasta el año 2018, el 38,5 % de la energía eléctrica del mundo procedía de la quema de carbón, contando así por casi un tercio de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. 

Hay países que están, y han estado, trabajando para eliminar el carbón e invertir en opciones de energía verde o ecológica, demostrando que dejar de invertir en el carbón es posible en la actualidad: Austria clausuró en abril de 2020 su última planta que funcionaba con carbón. Bélgica cerró en 2016 su última planta que funcionaba con carbón, siendo el primer país de la Unión Europea en hacerlo. El parlamento de Alemania votó en 2020 en favor del cierre para el año 2038 de su última planta que funciona con carbón así como en favor de gastar 45.000 millones de dólares para ayudar a las regiones afectadas en la transición a la energía verde o ecológica. Suecia cerró en 2020 su última planta que funciona con carbón, dos años antes de lo que tenía previsto. El Reino Unido se comprometió en 2018 a cerrar para el año 2025 todas sus plantas que funcionan con carbón y está logrando grandes avances. 

Hace poco que la Unión Europea elaboró planes para restablecer los bosques, pastizales y otros recursos naturales para absorber de la atmósfera el dióxido de carbono. A medida que los bosques absorben las emisiones atrapadas en la atmósfera debido a las plantas que funcionan con carbón, ayudan a aliviar los efectos del cambio climático. Estados Unidos se comprometió a crear un sector eléctrico libre de contaminación de carbón y a tener una economía con cero emisiones netas para 2035, lo que significa el eventual abandono del carbón. 

Para el año 2040 ya tendríamos que haber acabado con las plantas de carbón no reducido y plantas de petróleo no reducido, así como haber disminuido drásticamente la dependencia de la generación de gas natural no reducido. 

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