El vuelo del Apolo 15 fue el primer viaje de las expediciones tipo Apolo "J", donde la letra "J" hace referencia a una larga jornada en la superficie de la luna (2 días y 18 horas, en nuestro caso).
Las preferencias por el Apolo 15 se basan en sus principales logros, que pueden resumirse como sigue: el primer aterrizaje lejos del ecuador lunar, a 26º N o 790 km. de distancia; la primera actividad extra-vehicular (SEVA por su siglas en inglés) antes de poner el pie en la superficie lunar, consistente en una descripción del paisaje a los geólogos sentados en el centro de control en Houston, de pie por la escotilla superior del módulo lunar; despliegue del primer vehículo itinerante lunar o LRV (Lunar Roving Vehicle) para mejorar su movilidad exploratoria; desplazarse 28 km. a través la superficie lunar, examinando tres objetivos geológicos ampliamente separados para recoger 77 kg. de muestras lunares (rocas) de tres tipos de suelos lunares: terrae (rocas plutónicas, brechas y fundidos de impacto), maria o “mares” (muestras de vidrio verde hasta entonces desconocidas y basálticas) y rima Hadley (lava volcánica), así como arena y polvo; encontrar la roca más antigua traída a la Tierra hasta entonces (la roca Génesis, de unos 4 mil millones de años de edad); despliegue de un tercer laboratorio autónomo ALSEP (Apollo Lunar Surface Experimental Package) en la superficie; difusión por televisión del experimento de Galileo sobre la caída libre; primer lanzamiento de un sub-satélite (partículas y campos sub-satélite, o P& FS) desde la órbita lunar para explorar el entorno lunar; y levantamiento por primera vez de un mapa de las características de reflectancia en UV y rayos X del suelo lunar, a lo largo del camino de tierra de la nave espacial en órbita, con cámaras espectrales conectadas al compartimiento SIM (Scientific Instrument Module) del módulo de servicio.
Esta última característica elevó a 5 el número de EVAs (Actividades Extra Vehiculares) llevadas a cabo por la tripulación, y esta 5ª actividad fue la primera EVA realizada por el piloto del CSM (Módulo de Comando y Servicio). ¿Qué hizo que el resultado del Apolo 15 fuera tan superior al de los anteriores Apolos 11, 12 y 14? Como hemos intentado señalar, la clave del éxito del Apolo 15 fue su gran movilidad proporcionada por el LRV. Pero ¿por qué todas las expediciones precedentes carecieron de un vehículo automóvil? ¿Contó la tripulación del 15 con un lanzador Saturn V más potente y, por lo tanto, pudieron llevar una carga útil más pesada a la Luna? En absoluto. Por lo que conocemos, los cohetes Saturno V fueron exactamente iguales para todo el proyecto Apolo. La razón de la diferencia viene dada por las condiciones de la dinámica de vuelo, es decir, por las características orbitales en cada caso particular. Para entender esta diferencia debemos profundizar en las trayectorias del vuelo Tierra-Luna. Creemos que vale la pena encabezar nuestra observación geológica con un informe de las hazañas del vuelo del Apolo 15. En primer lugar debemos tener en cuenta que una trayectoria de vuelo Tierra-Luna debe conectar dos órbitas circulares situadas en el plano Sol-Tierra-Luna (para aumentar la seguridad del vuelo facilitando la maniobras espaciales), una alrededor de la Tierra, la llamada órbita de estacionamiento terrestre, y la otra alrededor de la Luna, la llamada órbita de captura lunar. La trayectoria teórica de vuelo Tierra-Luna, llamada órbita de transferencia lunar (LTO), debe ser una órbita elíptica que una ambas órbitas circulares y tenga su perigeo cerca de la Tierra y su apogeo cerca de la Luna.
De esta manera, una nave espacial lanzada a la Luna desde el perigeo, donde la velocidad es máxima, llegará a su objetivo en el apogeo, donde la velocidad es mínima, y será capturada fácilmente por la gravedad lunar. Para aprovechar las velocidades de rotación y traslación de la Tierra en el lanzamiento, el perigeo debe estar sobre el lado apuesto de la Tierra en el momento de lanzamiento y para facilitar la captura por la gravedad de la Luna, el apogeo debe estar sobre el lado oculto de la Luna en el momento de la llegada. Pero la dinámica espacial impone sus leyes. La velocidad que una nave espacial debe adquirir para llegar a un apogeo situado detrás de la luna (aproximadamente 11,1 km/seg), es sólo un 1% menor que la velocidad de escape del sistema Tierra-Luna (11,2 km/seg).
Por esa razón, un pequeño error de exceso en la determinación de este vector de velocidad (velocidad y orientación) podría causar que la nave espacial Apolo fuera lanzada más allá de la órbita lunar y quedara en la órbita solar, sin ninguna posibilidad de rescate. Y los ingenieros del centro de operaciones de la NASA no querían poner en peligro a los astronautas en sus vuelos a la Luna. Había una solución posible: reducir la distancia de apogeo al punto de libración (L1) del sistema Tierra-Luna.
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