Científico de vanguardia, estudioso del Universo, y arquitecto de una obra que trata de comprender las leyes que rigen en él desde un enfoque holístico, la visión de Hawking sobre el futuro siempre ha sido muy tenida en cuenta por el resto de la comunidad científica. Aunque en ocasiones no sean demasiado halagüeñas.
Inteligencia artificial
Internet tiene más de 30 años y parece que el siguiente paso en la transición de lo analógico a lo digital será la archiconocida Inteligencia Artificial. "La IA será lo mejor o lo peor que haya conocido la humanidad" apuntaba. Pese a la afirmación, es cierto que el profesor de Cambridge siempre se ha mostrado escéptico ante los beneficios del desarrollo de la inteligencia artificial. Así, tildando esta como "crucial para el futuro de nuestra civilización y nuestra especie", Hawking se venía posicionando desde hace algunos años a favor de la creación de un Instituto académico dedicado expresamente al estudio del devenir de esta tecnología. Los beneficios que la inteligencia artificial puede aportar a la humanidad son enormes, defiende, sin embargo, existe la posibilidad de que la creación por parte del ser humanos de entes tan o incluso más inteligente que ellos mismos, puede devenir el sometimiento de la especie humana a estos.
La Tierra, una bola de fuego
Debido al consumo excesivo de recursos, la sobrepoblación y la forma en que actualmente consumimos energía, Hawking predijo en una audiencia en Beijing que en 600 años, la Tierra podría convertirse en una "bola de fuego chisporroteante", probablemente una referencia ligeramente hiperbólica al cambio climático. No se trata de una afirmación literal, por supuesto, sin embargo, los humanos somos bastante eficientes cuando se trata de alterar el clima. El científico solía comparar este futuro escenario terrestre con lo que hace miles de años pudo ocurrir en Venus, quizá en algún momento de la historia habitable, pero con una atmósfera y un efecto invernadero actual, que hace de la vida en su superficie una utopía.
Debemos buscar un nuevo hogar
El incremento de constante de la población mundial y el abusivo consumo de recursos y energía al que en conjunto estamos sometiendo a nuestro planeta, hacen del mismo modo que la humanidad, si quiere sobrevivir como especie, está abocada a encontrar un segundo hogar. Nuestra supervivencia depende de ello. Hawking sostenía que nuestra mejor opción quizá, se encuentre en el sistema Rikel Centaurus, más conocido como Alfa Centauri, y el más próximo a nuestro sistema solar. El proyecto Breakthrough Starshot en el que estaba implicado el físico, busca precisamente el modo de alcanzar dicho sistema en 20 años a través del desarrollo de aviones capaces de viajar a la velocidad de la luz.
La gran pandemia
La relación entre virus y bacterias, y demás especies con las que interactúan tiene un matiz peculiar. Y es que su desarrollo a lo largo de la historia esta ligado en un proceso que se conoce como co-evolución. A través de este proceso un virus puede afectar a sus hospedadores hasta el momento en que estos, como especie, a causa de la selección natural, por ejemplo, desarrollan una resistencia natural a sus efectos. Es entonces cuando, para medrar, el virus está obligado a mutar. De este modo, esta nueva mutación del virus, puede resultar extremadamente agresiva si los efectos del virus en cuestión son mortales, y el sistema inmunológico de sus hospedadores no está preparado para combatirlo. Es de este modo como se han producido las grande pandemias en la historia de la humanidad, diezmando en algunas ocasiones a la población. Hawking sostenía que uno de los posibles finales, y no muy lejano quizá, para nuestra especie, puede venir de la mano de un virus.
Hecatombe nuclear
El mismo dilema que nos encontramos con la inteligencia artificial,
podemos encontrarlo en diversos campos del desarrollo de la ciencia y la
tecnología, en ocasiones, varios pasos por delante de lo que como
especie, estamos en disposición de controlar, y en ocasiones de
entender. Así como el hombre podría ser capaz de, en un futuro, crear
una inteligencia muy superior a la propia, ya ha logrado de hecho, en la
actuliadad, desarrollar una tecnología cuyo poder se le escapa de las
manos: las armas nucleares. Existe pues en el mundo la suficiente
capacidad armamentística para destruir nuestro planeta varios miles de
veces. Por no habla de la posibilidad de que, tan solo unas cuantas
bombas atómicas podrían hacer de la Tierra un páramo yermo e inhabitable
- salvo para quizá tardígrados y las cucarachas- durante miles de años.
Para el físico, la posibilidad de una guerra nuclear es inminente.
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