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ODISEA DE TITAN-1: LA MISION CASSINI-HUYGENS

El día 15 de septiembre de 2017, la nave espacial Cassini se sumergió en la atmósfera de Saturno para su destrucción. Terminaba así un viaje de 19 años y 331 días desde que fue lanzada al espacio el 15 de octubre de 1997 desde Cabo Cañaveral. De esos casi 20 años, 13 de ellos los pasó orbitando el planeta Saturno y aproximándose a algunos de sus principales satélites, obteniendo una abundante y valiosa información que ha permitido conocer mejor el planeta, sus anillos y sus grandes satélites, además de descubrir varias nuevas lunas muy pequeñas. La misión Cassini-Huygens ha sido un proyecto conjunto de varias agencias espaciales: NASA, ESA (Agencia Espacial Europea) y ASI (Agencia Espacial Italiana). Además han participado equipos de científicos y técnicos de diecisiete países en el diseño, la construcción, el vuelo y la recogida de datos. 

Para la misión se construyeron dos sondas distintas: el orbitador Cassini y la sonda Huygens, cuyo objetivo era alcanzar la superficie de Titán y estudiar su atmósfera. En conjunto, la misión Cassini-Huygens es una de las de mayor éxito científico de toda la Era Espacial. La nave Cassini es la cuarta que explora Saturno. Anteriormente, el planeta fue observado por las sondas Pioneer 11 en septiembre de 1979, Voyager 1 en noviembre de 1980 y Voyager 2 en agosto de 1981. Aunque el tiempo de observación del planeta en estos vuelos de aproximación fue relativamente corto, los datos obtenidos proporcionaron abundantes sorpresas científicas y suscitaron muchas preguntas que la misión Cassini-Huygens ha tratado de contestar. 

OBJETIVOS DE LA MISIÓN 

Los principales objetivos iniciales de la misión Cassini-Huygens eran los siguientes. Respecto a Saturno: determinar la estructura tridimensional y el comportamiento dinámico de sus anillos y de su magnetosfera y estudiar la atmósfera del planeta. Respecto a sus satélites: estudiar la atmósfera de Titán y cartografiar su superficie y determinar la naturaleza y el origen del material oscuro de la superficie de Jápeto. Para conseguir esos objetivos, Cassini llevaba doce instrumentos. Por su parte, Huygens llevaba otros seis instrumentos más. 

El viaje duró casi siete años. Puesto que la nave no llevaba un motor que la impulsara, el viaje se hizo aprovechando los impulsos proporcionados por la gravedad de varios planetas. Hubo dos vuelos de aproximación a Venus. Durante el primero, Cassini se acercó hasta 283 km de la superficie de ese planeta en abril de 1998. Una segunda aproximación tuvo lugar en junio de 1999, pasando a 6052 km de distancia mínima. En agosto de ese año la nave se aproximó al sistema Tierra-Luna llegando a acercarse hasta 1171 km de la Tierra. Con estas maniobras tipo honda, la nave adquirió el impulso suficiente para dirigirse hacia Júpiter, atravesando en su recorrido el cinturón de asteroides. Durante esta etapa, en enero de 2000, llegó a estar a poco más de 1600000 km del asteroide 2685-Masursky. Pudo medir el diámetro de este asteroide, que resultó ser de 15-20 km. La máxima aproximación a Júpiter se produjo en diciembre de 2000, cuando Cassini pasó a menos de 10 millones de km del planeta. Por esa época la nave Galileo estaba estudiando el sistema de Júpiter y sus satélites. 

CASSINI EN SATURNO: MISIÓN ORIGINAL 

Cassini llegó a Saturno y comenzó a orbitar alrededor del planeta el 1 de julio de 2004 dando comienzo a la fase de investigación inicialmente prevista. Una serie de vuelos sobre Titán permitieron realizar los necesarios cambios de órbita para aproximarse a diferentes satélites y para estudiar Saturno y sus anillos desde distintas inclinaciones de la órbita. El 25 de diciembre de 2004 la sonda Huygens se separó de la Cassini iniciando su aproximación a Titán, donde aterrizó el 14 de enero de 2015. Durante la caída sobre la superficie del satélite, frenada por un paracaídas, estudió la atmósfera del satélite. Huygens envió numerosas fotografías del terreno alrededor del punto donde aterrizó. Un fallo en el diseño del sistema de comunicaciones entre las dos sondas pudo haber sido fatal para la recepción de los datos obtenidos por la Huygens en Titán. Afortunadamente, el fallo se detectó mucho antes y debido a la larga duración del viaje se pudo estudiar cómo solucionar el problema. A pesar de ello, sólo pudo obtenerse la mitad de las fotografías previstas. 

 

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