El cielo de invierno del hemisferio norte (y de verano en el sur, aunque
en este hemisferio las constelaciones se ven al revés de como las vemos
en el norte, es muy interesante. Por un lado tenemos la Vía Láctea, no
tan espectacular como en verano, pero en cielos oscuros la podemos
observar como un arco que surca el cielo desde el Can Mayor, subiendo
hasta la Auriga y bajando por Casiopea y Cefeo.
Por otro lado, seis de las constelaciones invernales tienen ocho de las
25 estrellas más brillantes del cielo: Capella en la Auriga, Cástor y
Pollux en Géminis, Proción en el Can Menor, Sirio en el Can Mayor, Rigel
y Betelgeuse en Orión y Aldebarán en el Tauro. Además de estas seis
constelaciones, en el cielo de invierno tenemos dos más, la Liebre y el
Unicornio. Podríamos considerar una más, Eridano, pero en latitudes
mayores de 32º N, no se ve entera.
La estrella más brillante de cada una de seis constelaciones (Capella,
Pollux, Proción, Sirio, Rigel y Aldebarán), forman el enorme asterismo
el Hexágono de invierno, donde cada una de las seis estrellas serían los
vértices de este enorme hexágono.
También se puede coger, en lugar de Pollux, Cástor (la segunda estrella
más brillante de la constelación de Géminis), saliendo así un hexágono
más regular que con Pollux. El otro asterismo de invierno tiene forma de
triángulo. Se le conoce precisamente como el Triángulo de invierno y lo
forman las estrellas Proción, Sirio y Betelgeuse, las cuales estarían
en los vértices de dicho triángulo.
La constelación que reina el cielo de invierno es, sin lugar a dudas,
Orión, el Cazador.
Empezando por la cabeza del cazador, tenemos la
estrella Meissa (λ Ori, Lambda Orionis). Es una estrella doble de
magnitud aparente +3,4. La estrella principal, Meissa A, es una gigante
azul de tipo espectral O; la compañera, Meissa B, es una estrella más
fría de tipo espectral B. Meissa, que se encuentra a unos 1100 años luz
de distancia, forma parte de un cúmulo abierto denominado Collinder 69,
el cual está rodeado por una nebulosa de emisión de 150 años luz de
diámetro, catalogada como Sh2-264 y conocida como el Anillo Lambda
Orionis. Las estrellas de Collinder 69 se formaron a partir de esta
nebulosa y parece ser que es Meissa la que excita el hidrógeno de
Sh2-264 y hace que la nebulosa brille.
El nombre de Meissa viene del
árabe, Al-Maisan, «la estrella brillante», aunque también he leído que
significa «marchando orgullosamente»
Seguidamente nos encontramos con los hombros de Orión, es decir, con las
estrellas Betelgeuse (α Ori, Alpha Orionis) y Bellatrix (γ Ori, Gamma
Orionis). Bellatrix, con una magnitud aparente de +1,6, es la tercera
estrella más brillante de Orión. Es una estrella gigante azul del tipo
espectral B que está a unos 250 años luz de distancia. Su nombre
proviene del latín y significa «La Guerrera».
Betelgeuse, a pesar de ser la estrella alfa de Orión, es la segunda más
brillante de dicha constelación. Con una magnitud visual de +0,5, es la
10ª estrella más brillante del cielo. Betelgeuse, situada a unos 500
años luz de distancia, es una estrella supergigante roja (su masa es de
unas 20 veces la masa del Sol), que está en un estado avanzado de su
vida. Además, es una estrella variable, su brillo varía en subidas y
bajadas a lo largo del tiempo. El hecho de que esté en un estado
avanzado de su evolución, hace pensar que podría explotar como supernova
en poco tiempo. Pero claro, esto a escala estelar, en nuestra escala
humana podría ser mucho, mucho tiempo.
Siguiendo hacia abajo, nos encontramos con tres estrellas muy
características de esta constelación y que forman el Cinturón de Orión.
Estas tres estrellas, Alnitak (ζ Ori, Zeta Orionis), Alnilam (ε Ori,
Epsilon Orionis) y Mintaka (δ Ori, Delta Orionis) están prácticamente
alineadas, desde nuestra perspectiva terrestre, y son conocidas
popularmente como «Las tres Marías».
En las proximidades de Alnitak, nos
encontramos con la famosa nebulosa oscura Cabeza de Caballo resaltando
sobre la nebulosa de emisión IC 434, la pequeña nebulosa de reflexión
NGC 2023 y la espectacular nebulosa de la Flama (NGC 2024). Además,
desde Alnitak y en dirección hacia Betelgeuse, nos encontramos con un
grupo de nebulosas de reflexión, M78, NGC 2071, NGC 2064 y NGC 2067.
Del Cinturón de Orión cuelga la Espada de Orión, pero en este caso no
está formada por estrellas individuales, sino por unas nebulosas y unos
cúmulos abiertos. Destaca la famosa M42, que junto con la nebulosa De
Mairan (M43), forman la Gran Nebulosa de Orión. También forman parte del
cinturón una preciosa nebulosa de reflexión, la nebulosa del Hombre
Corriendo y los cúmulos abiertos NGC 1980 y NGC 1981.