La posibilidad de estar literalmente conformados por "polvo de estrellas" es una de las ideas más científicamente poéticas que se hayan cultivado. A través de los siglos más de una voz advirtió esta constitución sideral en el ser humano: “Sé humilde pues estás hecho de tierra. Sé noble pues estás hecho de estrellas”, reza un antiguo proverbio serbio.
A principios del siglo XX, Aleister Crowley promovía la idea de que “cada hombre y cada mujer es una estrella”, mientras que ya en tiempos más próximos, Carl Sagan, advirtió: “El cosmos está también dentro de nosotros. Estamos hechos de la misma sustancia que las estrellas”. Si bien desde hace décadas la ciencia ya había insinuado la veracidad de esta idea, en 2010 un profesor de astronomía de la Universidad de Arizona, Chris Impey, fue categórico al confirmar que toda la materia orgánica que contiene carbono se produjo originalmente en las estrellas.
El lienzo más antiguo del universo estuvo conformado principalmente por helio e hidrógeno, mientras que el resto de los componentes se crearon, y diseminaron, vía explosiones de supernovas, y así llegaría este polvo de estrellas a la Tierra. Todos los átomos pesados, incluidos oxígeno, nitrógeno y carbono, es decir buena parte de nuestra materia prima, fueron creados por una generación anterior de estrellas, latentes hace unos 4 mil 500 millones de años.
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