La mecánica cuántica permite que un Universo se materialice a partir de la nada por efecto túnel. Justo después de la tunelación el Universo es ultramicroscópico, pero al estar lleno de “falso vacío”, comienza a expandirse exponencialmente (inflación cósmica). En una fracción de segundo adquiere un tamaño enorme. Al término del período inflacionario la energía del “campo inflatón” se convierte en materia y radiación ordinarias. Puesto que el estado de “falso vacío” es inestable, inevitablemente se produce una transición de fase hacia un “vacío verdadero” (que es el estado de mínima densidad de energía).
En esta transición desde el “falso vacío” hasta el vacío verdadero (que se conoce como “desintegración del falso vacío”), los valores elegidos aleatoriamente por los campos de Higgs rompen la simetría de gran unificación y las tres fuerzas que antes estaban unificadas se separan en fuerzas distintas, este mecanismo es conocido como “ruptura espontánea de la simetría”.
El “falso vacío” tiene una presión negativa, la cual genera un campo gravitatorio repulsivo, que es el responsable de la fase de expansión exponencial que el universo experimentó en sus primeros instantes, conocida como inflación. La inflación termina con la “desintegración del falso vacío”. La nucleación cuántica de universos a partir de la nada NO quebranta la ley de conservación de la energía ya que la energía negativa del campo gravitatorio anula la energía positiva del “falso vacío”, de modo que la energía del Universo es nula.
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