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EFECTO INVERNADERO

 
 
En el efecto invernadero atmosférico, los gases responsables han continuado aumentando en la atmósfera. La concentración de dióxido de carbono atmosférico ha aumentado un 31% desde 1750. Los indicadores atmosféricos muestran que la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la parte baja de la atmósfera están en el nivel más alto de los últimos 500.000 años. La tasa actual de incremento no tiene precedentes en los pasados 20.000 años. Unas tres cuartas partes de las emisiones antropogénicas de CO2 a la atmósfera en los últimos 20 años se deben a la quema de combustibles fósiles. 
 
El resto se debe fundamentalmente al cambio en el uso de la tierra (mucho CO2 se encuentra almacenado en el suelo), especialmente la deforestación (las plantas retiran CO2 de la atmósfera en su crecimiento y lo mantienen hasta su quema o descomposición). Los gases invernadero existen de forma natural y son imprescindibles para la vida en la Tierra. Pero sus cantidades en aumento están elevando la temperatura de la Tierra a unos niveles que están alterando el clima, y con él el equilibrio de todo el sistema natural. 
 
PRINCIPALES GASES DE EFECTO INVERNADERO 
 
Los gases invernadero absorben longitudes de onda larga de la radiación calorífica. El dióxido de carbono, contribuyen en un 62% al calentamiento global, por lo que se considera el gas invernadero más importante. Sin embargo, también se ha observado un gran aumento en las concentraciones de otros gases invernadero como el metano (CH4), óxido nitroso(N2O), clorofluorocarbonados (CFCs), y ozono (O3). Estos por un lado son de larga duración en la atmósfera y absorben fuertemente la radiación calorífica, por lo que su contribución al calentamiento global es elevada a pesar de sus pequeñas concentraciones en comparación con el CO2. 
 
El Metano (CH4) se libera a la atmósfera cuando la materia orgánica se descompone en ambientes carentes de oxígeno. Las emisiones naturales proceden de humedales, termitas, y océanos. Las fuentes humanas incluyen la extracción y quema de combustibles fósiles, la cría de ganado, los arrozales y la descomposición de residuos en vertederos. Por ejemplo, cuando el ganado digiere el alimento, las bacterias intestinales liberan enormes cantidades de metano. Hay estudios que demuestran que el ganado puede eructar a un ritmo de dos veces por minuto, liberando una media de 908 gramos de metano por vaca, al día. 
 
El Óxido nitroso (N2O) se produce por la acción microbiana sobre los compuestos del nitrógeno – por ejemplo, fertilizantes agrícolas – en el suelo y en el agua. Los océanos y ecosistemas tropicales emiten N2O de forma natural. Las emisiones humanas proceden de la quema en plantas de biomasa, combustibles fósiles y de la producción de nylon. 
 
El Ozono (O3) es un gas traza que existe de forma natural en la atmósfera. En la estratosfera, absorbe la mayoría de las radiaciones potencialmente dañinas de los rayos UV del sol que pueden causar cáncer de piel y daños en la vegetación entre otras cosas. Los (CFCs) son compuestos artificiales que se utilizaron en primer lugar como refrigerantes en los años 30 y posteriormente se extendieron ampliamente como propelentes de aerosoles, como agentes espumantes en la industria del jabón, y en aparatos de aire acondicionado. Los Hidro clorofluorocarbonados (HCFCs) son también compuestos sintéticos de gases que han sustituido a los CFCs ya que no son tan nocivos para la capa de ozono. Sin embargo, tienen un potencial similar de efecto invernadero. 
 

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