El descubrimiento de que el tiempo depende del movimiento fue asombroso. Si dos relojes marcan la misma hora y uno de ellos se mueve muy rápido con respecto al otro, si se comparan al día siguiente no marcarán la misma hora.
Una prueba directa de la dilatación del tiempo es la observación de los rayos cósmicos, cuyas partículas que vienen del espacio exterior viajan muy velozmente a través de la atmósfera terrestre y algunas de ellas se desintegran durante el vuelo. Se puede observar, que cuanto más velozmente se mueve una partícula más tiempo tarda en desintegrarse.
Einstein consideraba que el mundo físico es real, porque si fuera un sueño no podríamos formular leyes físicas comunes a todos los sueños de los distintos hombres. Esta íntima conexión entre las percepciones simultáneas de todos los hombres es lo que nos lleva a creer en la existencia de algo real externo a las percepciones.
Ni el espacio ni el tiempo se pueden considerar objetivos por separado; lo objetivo es lo que llamamos espacio-tiempo.
La velocidad de la luz es siempre constante, alrededor de 300.000 km.por segundo, y en la Tierra es la misma en todas direcciones.
Para entender esto tenemos el ejemplo de la escalera mecánica. Si una escalera mecánica se moviera a la velocidad de la luz se podría llegar arriba en el mismo momento, tanto caminando como estando parados en uno de los escalones; porque ningún objeto material puede desplazarse más rápido que la luz, que es un límite inalcanzable.
Cada cuerpo tiene su propio tiempo y no existe un tiempo cósmico universal absoluto.
En la Tierra, los seres humanos se encuentran próximos entre sí, por eso sus tiempos coinciden, pero por ejemplo, para los electrones de los laboratorios que se mueven a mucha velocidad a distancias proporcionalmente astronómicas, sus tiempos son completamente diferentes.
Si abandonamos la idea del tiempo cósmico, ¿qué es lo que marcan los relojes?: su propio tiempo.
Las distancias en el espacio,lo mismo que los períodos de tiempo, no son hechos físicos objetivos sino que dependen de un observador.
Antes de la teoría de la relatividad, el espacio y el tiempo eran concebidos como unidades de medida independientes y el espacio tenía tres dimensiones. Ahora, si se altera la forma de medir la posición en el espacio se puede alterar también el intervalo–tiempo entre dos hechos; y si se altera la forma de medir el tiempo se puede alterar también la distancia del espacio entre dos acontecimientos.
De este modo, espacio y tiempo ya no son independientes ni tampoco lo son las tres dimensiones del espacio.
Ahora, necesitamos las cuatro dimensiones para determinar la posición de un hecho, la dimensión del tiempo y las tres dimensiones del espacio.
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