Por el contrario, veremos surgir por el horizonte este la constelación de Tauro y más tarde el cazador Orión, que alcanzará su máximo esplendor durante las noches de invierno. En Tauro no debemos perdernos el cúmulo abierto de las Pléyades o las Cabrillas, visible a simple vista por encima de la rojiza y brillante Aldebarán (el ojo del toro). A menudo se utiliza este grupo de estrellas jóvenes situadas a 444 años luz de la Tierra, para poner a prueba la agudeza visual del observador. Somos capaces de contar a las 7 hermanas, o incluso superar este número’, señala el experto de la UAH. La constelación de Andrómeda y sus vecinas Pegaso y Casiopea alcanzan excelentes condiciones de visibilidad en otoño, ofreciendo la mejor ocasión del año para observar la galaxia de Andrómeda cerca del zénit. Esta galaxia espiral dista tan solo 2,5 millones de años luz de la Vía Láctea, siendo visible a simple vista desde cielos rurales con suficiente oscuridad y fácilmente observable con prismáticos y pequeños telescopios.
Con el mismo tipo de instrumental podemos observar el cúmulo doble en la vecina constelación de Perseo, y la galaxia del triángulo (M33), en la constelación del mismo nombre. En Pegaso destaca M15, uno de los cúmulos globulares más antiguos de nuestra galaxia. Hacia el noreste despunta Capella, la estrella más brillante de la constelación de Auriga (el cochero y la sexta más brillante del cielo, que permanecerá visible durante toda la noche. Mirando hacia el sur, el cielo está poblado por varias constelaciones que guardan una relación mitológica con el agua: el Delfín, Capricornio (la cabra-pez), Acuario, Piscis, la Ballena y Erídano. En general todas ellas son estrellas bastante débiles, destacando por su brillo, la solitaria Fomalhaut (en árabe, la boca del pez). Esta región también contiene varios objetos interesantes para observación con telescopio o la astrofotografía, como el cúmulo globular M2 o la nebulosa planetaria de la hélice.
¿Qué planetas se verán? Dada su proximidad al Sol, Mercurio no es un planeta fácil de observar, pero podemos tratar de localizarlo alrededor del 15 de diciembre en el horizonte matutino (cuando alcanza su máxima elongación occidental), justo antes del amanecer. Venus será observable al amanecer en el horizonte este a partir de noviembre. Marte permanecerá visible desde el ocaso hasta más allá de la madrugada, si bien continuara perdiendo brillo a medida que se aleja de la Tierra tras su excelente oposición (máximo acercamiento a la Tierra), el pasado mes de julio. La observación de Júpiter y Saturno será menos favorable a medida que avance el otoño, ya que cada día tardarán menos tiempo en ocultarse tras el horizonte oeste. Júpiter dejará de ser visible al atardecer en noviembre y se hará visible al amanecer durante diciembre. En la noche del 23 al 24 de octubre, el planeta Urano alcanzará su oposición. Incluso en tales condiciones favorables, la gran distancia que nos separa hará que solo aparezca como un pequeño punto azul-verdoso a través de un telescopio de aficionado.
Lluvias de estrellas fugaces
• Dracónidas, con máximo esperado en la noche del 8 de octubre,
podría intensificarse debido al reciente paso del cometa
21P/Giacobini-Zinner, al que se encuentra asociada. Dada la proximidad
de la luna nueva, los cielos oscuros ofrecerán unas buenas condiciones
de observación si el tiempo acompaña. Debemos dirigir nuestra mirada
hacia el Norte, alrededor de la constelación del Dragón, por encima de
la Osa Mayor.
• Oriónidas: del 16 al 27 de octubre (máximo esperado el día 21).
Típicamente de 10 a 20 meteoros por hora. Aunque suelen ofrecer meteoros
brillantes, este año no habrá condiciones óptimas debido a la
proximidad de la luna llena.
• Taúridas del norte y del sur. Buenas condiciones de observación a
principios de noviembre al aproximarnos a la fase de luna nueva. Si bien
no alcanzan tasas muy altas, suelen ofrecer algunos meteoros muy
brillantes.
• Leónidas: máximo el 17-18 de noviembre. Alrededor de 15 meteoros
por hora.
• Gemínidas: esta lluvia, con máximo esperado del 13 al 14 de
diciembre está asociada al asteroide (3200) Phaethon, de posible origen
cometario. Es una de las lluvias más activas del año, pudiendo superar
los 100 meteoros por hora.
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